quarta-feira, 25 de julho de 2007

Mecano


Es una ocasión singular
la de que el dólar esté devaluado
que no hay que dejar escapar
para viajar a ultramar
en un momento dado.
Cuando tomo una decisión
soy peor que Napoleón
y aunque no me guste el avión
soy un hombre de acción
y por eso.

Me marcho a Nueva York
con la botella de Fundador
me marcho a Nueva York
con la navaja de explorador.
Me mareo en el avión.
Señorita azafata,
el menú me ha hecho daño
¿sería usted tan grata
de acercarme al baño?

Un fundido en negro y después
plano picado al revés
de rascacielos
y yo allí dispuesto a triunfar
como San Juan de la Cruz
en el carmelo.
Mi primera desilusión:
los problemas de comunicación,
más de dos millones de hispanos
y allí no habla nadie en cristiano.

Ya estoy en Nueva York
y no le veo buen color.
Ya estoy en Nueva York,
tampoco he visto ningún actor.
Me hieren el pundonor
no dejándome entrar
en las discos de moda
que si eres 'espanis'
ni un vaso con soda.

Como en 'Hijos de un dios menor'
traté de hacerle entender
a un policía.
A la Estatua de la Libertad
¿me dice usted cómo se va,
su señoría?
Y al adoptar la posición
de ese monumento en cuestión
se pensó que era un comunista
buscando follón
y lo tuve.

No hay marcha en Nueva York
ni aunque lo jure Henry Ford.
No hay marcha en Nueva York
y los jamones son de York.
Pensé que iba a estar mejor,
que te comen el coco
con los telefilmes
pero es un ardid
y estoy loco
por irme a Madrid.

No hay marcha en Nueva York, de José María Cano
Um dos maiores sucessos do Mecano, sinónimo do pop espanhol na década de oitenta. Conta de maneira bem humorada a história de um madrilenho que, na época em que o câmbio começava a favorecer os europeus, morre de vontade de ir pra Nova Iorque, mas quando está lá experimenta que a vida na Grande Maçã não é tão maravilhosa assim.

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