sexta-feira, 13 de abril de 2007

El Flaco



Aguas claras de Olimpo,
que la diosa guarda
los caballos del día.
Que la diosa guarda
los caballos del día,
sudan de golpe frente a mí,
temblando de carreras.

Sombras inútiles del parque.
Los que llamaba no aparecieron.
Todo gigante muere cansado
de que lo observen los de afuera.

Hoy el viento baila así
como junto al fuego,
y los luceros enormes
como junto al fuego
los luceros enormes
toda la noche gritarán
tentando a la colina.

¿Cómo hacer que este valle de huecos
no suba más por mí?
No tengo más Dios.

Unas ramas nacidas
del viejo monte
están siempre brotando.
Del viejo monte
están siempre brotando
yo ya no las puedo controlar
cruzando la tormenta.

Sombras inútiles del parque.
Los que llamaba no aparecieron.
Todo gigante termina exhausto
de que lo observen los de afuera.

Miro ya los relojes
entre la neblina
y las luces primeras
entre la neblina
y las luces primeras
ya empezaron a desperezar
gorriones en la leña.

¿Cómo hacer que este valle de truenos
no suba más por mí?
No tengo más Dios.

Sombras inútiles
las de este parque.
Los que llamaba
no aparecieron.
Todo gigante muere cansado
de devorar a los de abajo.

Cristálida, de Luis Alberto Spinetta, o poeta mor do rock argentino

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