segunda-feira, 25 de dezembro de 2006

Os milagres da primavera




A UN OLMO SECO



Al olmo viejo, hendido por el rayo


y en su mitad podrido,


con las lluvias de abril y el sol de mayo


algunas hojas verdes le han salido.


El olmo centenario en la colina


que lame el Duero un musgo amarillado


le mancha la corteza blanquecina


al tronco carcomido y polvoriento.


No será, cual los álamos cantores


que guardan el camino y la ribera


habitados pardos ruiseñores


ejército de hormigas en hilera


va trepando por él y en sus entrañas


urden sus telas grises las arañas.


Antes que te derribe, olmo del Duero


con su hacha el leñador y el carpintero


te convierta en melena de campana


lanza de carro o yugo de carreta.


Antes que rojo en el hogar, mañana,


ardas de alguna mísera caseta.


Al borde de un camino


antes que te descuaje un torbellino


y tronche el soplo de las sirenas blancas.


Antes de que el río hasta la mar te empuje


por valles y barrancos


olmo, quiero quiero anotar en mi cartera


la gracia de tu rama verdecida


mi corazón espera también,


hacia la luz y hacia la vida


otro milagro de la primavera.

(O poeta espanhol Antonio Machado escreveu isso ao ver um broto num velho olmeiro, na esperança de que sua mulher Leonor, muito doente, não morresse).

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